¿Qué ocurre si malcrías a tu perro?
¿Cuáles son las consecuencias si malcrías a tu perro? El adiestramiento bueno marcará el futuro de tu relación con el animal. Aquí te contamos cómo hacerlo.
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Si malcrías a tu perro es una situación común en personas que tratan a su mascota como un bebé. Están negados a aceptar que el can es un animal y buscan humanizarlo. Aunque no es una ciencia exacta, muchas veces se trata de personas necesitadas emocionalmente, que no han resuelto algunos problemas internos. Incluso, hasta puede que ignoren que los tienen. Los seres humanos son gregarios y requieren de la presencia de otras personas. La soledad que algunos experimentan pretenden resolverla con la compañía de un cuadrúpedo.
Se puede querer mucho a un perro, pero es inviable pretender que tenga la misma estructura social humana. Es inútil razonar con ellos utilizando largos discursos sobre cómo comportarse bien. No son niños, son animales con una forma particular de comunicarse e interactuar.
En qué consiste el malcriar
Hay que diferenciar entre consentir y malcriar. En el primer caso, es dar un permiso para expresar cariño. En el segundo, es no establecer los límites mínimos necesarios de comportamiento para la armonía del grupo. Es decir, criar mal por la causa que sea, cuando se debe y se puede hacer bien. Después es fácil castigar al ‘malcriado’ y exculpar al ‘malcriador’ por su falta de autoridad.
La malacrianza no refleja amor, sino pereza y permisividad. Sin importar o ignorando el daño que se causa. Solo interesa la persona y no el animal. Cuando malcrías a tu perro es evidente el desconocimiento de la estructura social de los canes. Y para ellos, los humanos son parte de su manada. En consecuencia, hay que saber comportarse como un líder.
Cuando malcrías a tu perro hay consecuencias
Es ‘matemática simple’. Malcriar es colocarse por debajo en la línea de autoridad de una manada canina. Y para revertir esta situación no se puede recurrir a la violencia. Entre las consecuencias se tiene que el perro puede dañar a otras mascotas e incluso a personas. Como carecen de límites claros, se convierten en mascotas desobedientes.
Son animales acostumbrados a hacer lo que les viene en gana. Además de rebeldes, inseguros, celosos e intensos al buscar atención. Son los clásicos perros que fastidian a los vecinos con su constante ladrido. No dejan de hacerlo hasta que consiguen lo que quieren. Molestan a las visitas que llegan al hogar, sin atender a ninguna orden.
Tu perro es un miembro más de la familia, pero no por eso deja de ser un animal. No te desanimes si ya has caído en el error de no criarlo correctamente. La culpa no corrige. Busca la ayuda de los especialistas y te sorprenderás de los cambios.
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